Industria nunca duerme, ni siquiera durante las crisis económicas más graves. El 12 de marzo de 2020, día del mayor desplome bursátil de la historia, es una prueba viviente de ello. En un momento en que el CAC 40 registraba la mayor caída de su historia, hundido por el susto de la crisis sanitaria del coronavirus, los mercados bursátiles del mundo seguían una trayectoria de caída libre. A pesar de este contexto turbulento, se tomó al mismo tiempo una decisión audaz: lanzar Mercateamuna ambiciosa start-up industrial.
Aquel día, al teléfono con mis socios, nuestras voces delataban tanto entusiasmo como incertidumbre. Pero con un fervor sin igual aprobamos la transferencia de fondos para llevar a buen puerto este proyecto, abriendo un nuevo capítulo en nuestra visión industrial.
Dar los primeros pasos en la industria en medio de una tormenta financiera puede parecer una locura para algunos, pero para nosotros era el momento perfecto para demostrar la resistencia y el valor de nuestra idea. La historia de Mercateam, su lanzamiento y su ascenso, a pesar de los obstáculos de este periodo sin precedentes, demuestra que el mundo de la industria es capaz de recuperarse, incluso ante los retos más difíciles.
Nuestra historia comienza en noviembre de 2019 con la ambición de comprender uno de los sectores menos de moda del momento: la industria. Con algunas de las personas más brillantes que he conocido, pasamos 6 meses sobre el terreno visitando fábricas francesas y descubriendo día a día las dificultades del sector, pero también sus puntos fuertes.
A pesar del miedo a lanzar una empresa en esas condiciones, estábamos convencidos de que nuestra herramienta nunca tendría tanta repercusión en la sociedad francesa como hoy.
Primera observación: la industria francesa va viento en popa.l
Los orígenes del proyecto se encuentran en un objetivo sencillo: "Entender por qué la industria francesa está mal, y cómo despertar a la bella durmiente...".
En un contexto de crisis económica, la industria ha cobrado protagonismo de la noche a la mañana. La epidemia de COVID-19 ha dado lugar a una crítica generalizada de las decisiones industriales tomadas en los últimos 30 años. Una de las más recurrentes es la sensación de que hemos empobrecido nuestra base industrial al deslocalizar la producción al extranjero.
Basta con encender la radio o ver cualquier canal de noticias para comprobar la impotencia de nuestro personal sanitario, que no dispone de medios materiales (mascarillas FFP2 que llegan a cuentagotas, batas defectuosas, etc.) para luchar contra esta epidemia. Los hospitales temen quedarse sin medicamentos tras sólo 4 semanas de internamiento, mientras que 80% de nuestros principios activos (medicamentos) se fabrican en India o China.
Irónicamente, ahora tenemos que pelearnos en la pista de un aeropuerto para enviar a Francia máscaras fabricadas en China y pagadas a precio de oro.
La guerra de precios y el efecto mariposa.
Estas decisiones estratégicas de deslocalización son difíciles de criticar, porque somos nosotros, los consumidores finales, los que hemos exigido cada vez más a los productores, lo que ha desembocado en una "guerra de precios".
A continuación presenciamos un abandono del operador de producción en Francia año tras año. Para ser lo más competitivas posible, las fábricas buscaban la última máquina, trasladaban su centro de producción y minimizaban todos los costes relacionados con los empleados. El rendimiento de los empleados en el taller no era importante, porque no se dependía de ellos.
Hoy en día, esto se refleja en cifras contundentes: una tasa media de absentismo muy elevada (>8%) y un clima social catastrófico, como demuestra la crisis de los Gilets Jaunes. 60% de las fábricas no pueden producir con normalidad por falta de competencias y 72% de los directores de fábrica están preocupados por el creciente desfase entre las necesidades de la industria del futuro y las competencias reales de sus operarios. Y eso sin mencionar las oleadas de empleados que se jubilan con recursos y conocimientos preciosos que no serán sustituidos.
La buena noticia
Fui el primero en pensar que la industria francesa ya había perdido terreno frente a los costes laborales de los países en desarrollo. No es verdad.. Francia puede recurrir a una experiencia reconocida internacionalmente en todos los sectores: artículos de lujo, aeronáutica, energía nuclear, agroalimentario, farmacéutico y muchos otros.
Tras esta constatación, la pregunta multimillonaria que nos hicimos fue ¿cómo podemos utilizar esta fuerza para volver a ser competitivos? Rápidamente nos dimos cuenta de que la respuesta no se encontraba en un catálogo de máquinas 4.0 (=robots) ni en la automatización de líneas, sino en obreros. En nuestra opinión, el reto consiste en utilizar la revolución digital como palanca para trabajar de forma más eficiente y preparar a nuestros operadores para los problemas del mañana.
En resumen: el renacimiento de la industria francesa dependerá de las competencias y los conocimientos técnicos de sus empleados. La carrera ya ha empezado.
Cuestiones por resolver
Tras varios meses sobre el terreno, con más de 100 personas entrevistadas en 6 sectores diferentes, he aquí lo que creemos que son los retos del mañana:
Transmisión de los conocimientos tradicionales
Se calcula que en 2020 se jubilarán 35% personas de la industria del automóvil, y la cifra es aún mayor en otros sectores. Las fábricas francesas hacen malabarismos con los trabajadores temporales y los interinos, y son incapaces de sustituir eficazmente estas bajas. Y sin embargo, el valor añadido de ciertas industrias reside en los conocimientos de ciertas personas. Las personas que saben qué consejos y trucos hay que aplicar en el día a día son las que realmente lo hacen: no RRHH ni directivos demasiado alejados del terreno.
Formación continua en nuevas competencias y versatilidad de la Industria 4.0
¿Todavía se imagina a un operario de producción realizando la misma tarea manual durante todo el día? La verdad es bien distinta: las máquinas nunca han estado tan tecnificadas. Los operadores suelen estar detrás de varias pantallas y lanzando varias producciones al mismo tiempo. Su trabajo diario se asemeja más a resolver problemas como los programadores que a golpear un martillo. Así que es ayudándoles a mejorar como podemos responder a la explosión de competencias que nos espera.
Maximizar el despliegue del equipo
Los trabajos operativos son cada vez más técnicos, las auditorías más estrictas y los objetivos de productividad cada vez más rigurosos: la persona adecuada tiene que estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. En este preciso momento, decenas de plantas no pueden reabrir sus puertas porque no han desarrollado la polivalencia de sus operarios. Como resultado, se encuentran con tareas y misiones cruciales que realizar para continuar la producción, pero sin empleados cualificados para llevarlas a cabo.
El problema: ¡no es tan fácil!
A pesar de esta obviedad, no hay muchas soluciones para estos tres retos. El problema es que las fábricas se han trasladado fuera de las ciudades (¡hasta 1975, la fábrica de Citroën ocupaba 22 hectáreas del distrito 15 de París!)
Los empresarios las descuidan porque a menudo son inaccesibles. El resultado es sencillo: no existe ninguna herramienta para gestionar los equipos operativosque pueda ofrecer una experiencia de usuario digna de Facebook o Twitter. Sobre el terreno es un el infierno por organizarY los únicos recursos disponibles son Excel y Word. Encontramos decenas de ejemplos sobre el terreno, pero el más revelador se refiere a mi socio que, tras dos años de solicitar la certificación eléctrica en un importante grupo CAC40, finalmente consiguió una fecha para realizar la formación tras dejar la empresa para lanzar Mercateam. Así pues, trabajó en 230 V sin ninguna formación durante todo ese tiempo.
Nuestra solución:
Ante este problema, empezamos a soñar con la primera herramienta digital y colaborativa que nos permitiera gestionar mejor a las personas sobre el terreno. Recurrimos a la ayuda del mejor equipo imaginable: OSS Venture Builder. Después de dedicar tres meses al diseño y al código, desarrollamos el Mercateam para :
- Gestione fácilmente las competencias y la polivalencia de sus equipos gracias a una matriz de versatilidad digitalizada y a tarjetas de operador que se actualizan automáticamente.
- Inicie cursos de formación con sólo pulsar un botón elevar rápidamente el nivel de los operarios y aumentar la polivalencia de sus equipos. Objetivo: no volver a encontrarse con competencias indispensables para la producción pero que poseen muy pocas personas en el equipo (=competencias críticas).
- Planificación de la asignación de los equipos a los puestos de trabajo De forma manual, pero también automática: el calendario coloca a la persona adecuada en el lugar adecuado, teniendo en cuenta todas las condiciones posibles (dominio de una tarea, problemas de salud, autorizaciones, formación en curso).
- Crear un espacio dedicado a los obreros para que la información del terreno pueda transmitirse en unos pocos clics (¡80% de los trabajadores franceses están ahora sin pantalla!).
- Análisis y normalización de los datos de los equipos sobre el terreno con un Cuadro de mandos 2.0.
Soñamos con ello y lo hicimos Tras semanas de intenso trabajo, algunas noches sin dormir y gracias a 5 empresas, hemos podido probar el producto..... Los resultados son claros y sencillos: ¡funciona! Borramos docenas de documentos Excel y Word nunca actualizado. El efecto directo: estamos mejorando en más de 50% intercambio de información entre las operaciones y las funciones de apoyo. La herramienta ahorra hasta 7 horas semanales a nuestros clientes en sus horarios y les ahorra 52 gotas de sudor.
La crisis del coronavirus ha sensibilizado sobre la importancia de las personas a la hora de gestionar equipos, y tenemos la suerte de trabajar con grupos industriales reconocidos en todo el mundo, a los que queremos dar las gracias.